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Catalina Fernández, la guardiana del Camino de Santiago

Escrito por el 19 de noviembre de 2023

El Camino de Santiago es una experiencia excepcional para todo el que lo recorre. Un trayecto en el que las relaciones prematuras se convierten en eternas, y la conexión con uno mismo resurge cuando no es más que cenizas. Ser peregrino no es fácil. Así lo cuenta Catalina Fernández, aunque prefiere que la llamen Kati. Con su baja estatura y su pelo corto rubio, es fácil verla en cualquiera de las 43 rutas que conforman este atractivo turístico, pues se pasa la vida recorriéndolas. A sus 68 años se considera vasca; de Bilbao concretamente, aunque nació en Almargen, un pequeño pueblo en la serranía de la provincia de Málaga. Lo que sí tiene claro es su pasión por esta experiencia espiritual, patrimonio mundial desde 2015, que ha recorrido 13 veces. Según Fernández, el Camino tiene muchas concepciones y formas de entenderlo. Ella lo tiene claro: “Libertad”. La peregrina nos habla desde la que ha sido su casa durante más de cuarenta años. Hace apenas unos meses que culminó su último Camino.

Fue en 2008 cuando le surgió la primera revelación y se embarcó en la aventura de poner rumbo a Santiago, pero con su marido. “Hicimos el Camino Francés. Siempre dicen que es el más fácil porque hay muchos albergues y siempre vas a encontrar peregrinos”. La idea no surgió de la nada. Catalina llevaba toda su vida sintiéndose atraída por transitar el sendero. Con este pretexto decidió emprender el viaje para solucionar los problemas en su relación. No lo logró. “Supuestamente, lo hice con él. Pero prácticamente lo llevé yo a él. Fue terrible, un Camino que no voy a olvidar jamás”, recuerda. A pesar del mal trago, no perdió la ilusión de su vida, y la peregrina volvió a darle la oportunidad. Esta vez, sin más compañía que ella misma. “No me impulsó la religión, sino mi amor a la naturaleza. Lo decidí hacer para ver si podía solucionar algo con mi marido, pero desde luego que no pasó”.

Finalmente, y después de años de un matrimonio envuelto en la adversidad, los celos y el alcohol, Fernández no ha parado de hacerlo. El último ha sido en el mes de agosto, desde Ponferrada (El camino de Invierno). Pero va a volver a repetirlo a finales de año: “Cuando un Camino me ha parecido duro, lo vuelvo a repetir, para no recordarlo con dolor”. Y por esta misma razón, se lanzó a recorrer su primer Camino de Santiago a solas. “La sensación de terminar a solas es única”. Pero más que una peregrinación, un deporte o un sacrificio, para Catalina Fernández es terapia e introspección. Y así lo sintió después de recorrer más de 700 kilómetros en soledad. “La sensación de llegar a la plaza del Obradoiro ―kilómetro 0 de todos los Caminos de Santiago— es única”, confiesa.

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FUENTE: EL PAIS


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