Héroes Anónimos del Camino: Hospitaleros Voluntarios Gana el Prestigioso Premio Hermann Künig a la Hospitalidad

LEÓN, España – La hospitalidad desinteresada, alma del Camino de Santiago, ha recibido un merecido reconocimiento. La organización Hospitaleros Voluntarios, nacida hace 35 años bajo el paraguas de la Federación Española de Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago, ha sido distinguida con el Primer Premio Hermann Künig a la Hospitalidad. Este galardón celebra la labor incansable de miles de personas que, durante décadas, han ofrecido acogida gratuita y humana a los peregrinos.


Un Premio con Raíces Históricas: En Honor a Hermann Künig

El premio, otorgado por la Asociación de Amigos del Camino de Künig, lleva el nombre de Hermann Künig, un monje alemán del siglo XV. Künig no solo fue un peregrino, sino el autor de la primera guía escrita para peregrinos a Compostela. Su obra, un faro para los viajeros medievales, no solo ofrecía consejos prácticos, sino que ya entonces ensalzaba la hospitalidad como un pilar fundamental del viaje jacobeo. Este galardón, por tanto, conecta el presente con la tradición más pura del Camino.

El jurado, presidido por el filósofo Rogelio Blanco y compuesto por destacadas personalidades de la cultura jacobea, valoró la impresionante trayectoria de Hospitaleros Voluntarios. Desde su creación en 1990, la organización ha movilizado a más de 10.000 personas de todo el mundo. Solo en 2024, más de 700 hospitaleros dedicaron su tiempo de forma altruista en albergues repartidos por toda España, desde Navarra hasta León, Castilla y Extremadura.


La Esencia de la Acogida Jacobea: «Recibir al Otro como Amigo»

La labor de estos voluntarios es esencial para mantener viva la esencia del Camino. Durante turnos quincenales, acompañan al peregrino las 24 horas del día, preservando la hospitalidad tradicional jacobea, basada en el donativo y en el trato personal y cercano. La mayoría de ellos son antiguos peregrinos que, conmovidos por la experiencia recibida, deciden «devolver» esa generosidad dedicando parte de sus vacaciones al servicio de otros caminantes.

El jurado destacó que este premio busca «reivindicar la hospitalidad como valor esencial del Camino», especialmente en un contexto donde el creciente peso del turismo a veces tiende a la «mercantilización de la acogida». Rogelio Blanco lo resumió magistralmente: «la hospitalidad es recibir al otro como hospes (amigo), no como hostes (enemigo), y quienes la practican, como estos voluntarios, ofrecen un modelo de convivencia y humanidad que nuestra sociedad necesita recordar».


Reconocimiento Público sin Dotación Económica

El acto de entrega del premio tendrá lugar en octubre en la histórica Real Abadía de San Isidoro de León. El galardón consiste en una placa de terracota, diseñada por la ceramista Marta Rivera y que representa a un peregrino medieval, y un diploma honorífico. Aunque carece de dotación económica, este reconocimiento es un homenaje público de inmenso valor a una labor que, a menudo discreta, resulta fundamental para la experiencia auténtica del Camino de Santiago.

Hospitaleros Voluntarios se impuso a otras destacadas candidaturas, como el albergue parroquial de Tosantos, la labor de Pedro Robles en Carrión de los Condes, o el albergue “La Flor del Valle” en León. Todas estas propuestas compartían el espíritu de la acogida no lucrativa y el servicio incondicional al peregrino, pero la trayectoria y alcance de Hospitaleros Voluntarios les valió el merecido Primer Premio Hermann Künig.


¿Qué opinas de este tipo de reconocimientos a la labor voluntaria en el Camino?


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Ernesto Diaz