Historias del Camino I
Escrito por Ernesto Diaz el 18 de marzo de 2022
Este sí que es un camino olvidado, y no otros que como anzuelo publicitario se han colgado el título, que responde a una realidad histórica bien documentada en el antes, cuando era el único paso de Borres hacia el Palo y Compostela, y a posteriori, cuando su uso decae por la fundación de una nueva puebla en el valle.
Vale la pena recurrir a esa obra de referencia, que pese a los años sigue prestando un gran servicio a investigadores y curiosos, que es Las Peregrinaciones a Santiago de Compostela. Al final de su tomo II, Juan Uría Ríu recuerda que la ruta pasaba por San Blisme, Las Morteras y Las Colinas, y de allí proseguía en ascenso para cruzar la sierra de Fonfaraón, de sonoro topónimo (alusivo a la fonte del farayón), «donde existían dos hospitales que prestaban un gran servicio a los caminantes en aquel despoblado», uno de los cuales aún cumplía en precario su cometido a comienzos del siglo XX. Tras coronar el puerto del Palo, uno de los más largos y ásperos de los itinerarios jacobeos hispanos, funcionaban otras benéficas alberguerías en Montefurado, Lago y Berducedo.
En el paso de estas montañas surgió, sin embargo, una novedad convertida en irresistible tentación: la fundación de una puebla (La Puela o Pola de Allande), realizada por Pedro II, obispo de Oviedo, que la dotó de fueros entre 1262 y 1267, en el encajado valle del río Nisón. Esta circunstancia, y el posterior desarrollo comercial de la que sería capital de un extenso concejo, aunque en gran medida sometida al señorío de linajes como los Noreña, Ponce, Quiñones y Cienfuegos, propició el desvío del Camino hoy conocido como Primitivo hacia el valle.
La asistencia a los peregrinos en la nueva puebla, que se concretó en la actividad reconocida de hasta tres hospitales, fue también decisiva en el cambio de trazado, ello a pesar de que la exigencia de la subida al Palo era mayor desde una cota tan baja, y que la distancia aumentaba en casi una legua.
TEXTO : GRONZE