¿A que no hay huevos?
Escrito por Ernesto Diaz el 27 de junio de 2023
“Todo empezó con un café entre amigos y la frase: ¿A que no hay huevos?”, empieza a relatar César Buitrón, fundador de ‘A Santiago Contra el Cáncer’ hace una docena de años. “Las ONG se estaban quedando sin mucha parte de subvenciones y donaciones privadas. Así que nosotros, casi de broma, dijimos que podíamos irnos corriendo hasta Santiago y recaudar el dinero que pudiéramos cada uno”, explica el fundador que, junto a Agustín Montoya -de la Asociación Española Contra el Cáncer- y Alejandro Vaquera – en aquel momento Director de Deportes de la Universidad de León-, convencieron a una decena de amigos y recaudaron 800 euros.
Primeros pasos
Una primera toma de contacto en la que fueron improvisando. Con la que aprendieron, al menos a no perder a corredores en el monte de noche, recuerdan entre risas, porque aseguran que el lobo no se comió a nadie y volvieron todos. Gonzalo Santos, uno de los corredores de esa primera edición, es un deportista con mucho recorrido ya desde la universidad, y asegura que la causa le resultó muy atractiva. “Tengo una hermana y bueno, varios familiares que, por desgracia, han padecido cáncer”, comparte. Realmente, los cuatro tienen casos próximos por los que se unen en esta lucha a zancadas. Y a la que se sumaron el segundo año sesenta corredores, consiguiendo una recaudación de 15.600 euros y así, progresivamente, hasta alcanzar casi los 300.000 en el total de todos los años.
Al ir creciendo a esa velocidad tuvieron que mejorar la organización con tracks -representación gráfica de las etapas del recorrido -, GPS gracias a la empresa Anube, seis furgonetas de parte de la empresa Martinez del Bierzo, la Diputación y ‘Fundación La Caixa’, que aportan la parte material para hacerlo posible.
Ahí Erun Delgado tiene mucho que decir desde la segunda edición, que fue cuando se incorporó al proyecto como organizador. “Primero hay que hacer el recorrido y donde se hace cada relevo. Lo hemos ido complicando y haciéndolo más largo. Cuando empezamos desde León a Santiago, 300 kilómetros, era fácil; luego ya empezamos desde Saint Jean Pied de Port a Santiago, 800 kilómetros; después vamos por el norte, 900 kilómetros. Tienes que buscar cada 10 o 15 kilómetros un sitio donde puedas llegar con la furgoneta para hacer el relevo fácil, coordinarte con las dos bicis que van de apoyo, y que cuando lleguen estemos allí con agua -más bien cerveza- con su ropa limpia para que se cambien. Pero también hay que tener sitio donde comer y dormir todos juntos”, enumera algunas de sus funciones esenciales para que todo salga bien.
FUENTE: ILEÓN