Aprender a escuchar a tu cuerpo en el Camino de Santiago
Escrito por Ernesto Diaz el 22 de septiembre de 2023
Una de las imágenes más icónicas del Camino de Santiago tiene que ver con los pies de los peregrinos. En concreto, con la solidaridad que se genera entre ellos cuando surgen las primeras ampollas. Se las curan unos a otros. De ello, pueden surgir amistades para toda la vida. Salir a recorrer caminos, valles, montañas, a disfrutar de esa naturaleza en estado puro, trae muchos beneficios. Pero también puede causar molestias a nuestros pies. Por eso, el segundo episodio de Las lecciones del Camino, un podcast de WELIFE para Correos está dedicado a su bienestar.
En este segundo capítulo, Escucha a tu cuerpo, la directora de la revista, María Fernández-Miranda, habla con el médico Ángel de la Rubia, especialista en Cirugía del Pie y con un máster en Podología Deportiva. Experto en Biomecánica es, además, director de la Clínica que lleva su nombre. Los dos caminan y charlan por la provincia de Pontevedra, desde la iglesia de San Miguel de Valga a las cascadas de Raxoi y su frondoso bosque.
El médico nos da las claves para cuidar tus pies de la mejor forma posible en el Camino de Santiago y alerta: “el 30% de los peregrinos pisa mal”, lo que puede generar problemas. Por tanto, sería muy recomendable visitar a un podólogo antes de lanzarse a la aventura para que “nos diga cómo pisamos y, en caso necesario, aplicar una plantilla personalizada que seguro que nos va a evitar muchos problemas”.
Prepárate para el Camino
Lo primero que deja claro el doctor de la Rubia es que el Camino de Santiago debería empezar mucho antes de llegar a él. Se refiere a que deberíamos empezar a preparar nuestro peregrinaje al menos un mes antes. “Tenemos que adaptar nuestro cuerpo al esfuerzo que vamos a hacer”, apunta. Para ello, recomienda empezar a andar entre una y dos horas un día a la semana. Progresivamente, el tiempo debería aumentar hasta ser capaces de hacer lo que dura cada etapa del Camino.
Otro punto fundamental sería conocer cómo están nuestros pies antes de ir. Una mala pisada nos puede traer problemas en la ruta. La visita a un profesional puede aclararnos nuestros puntos débiles y solucionarlos. “El pisar mal está absolutamente relacionado con problemas tendenciosos, musculares y articulares”, recuerda el médico. Ello puede contribuir a generar una fascitis plantar, un esguince de tobillo, dolor de rodilla, e incluso lumbalgia. Prevenir nos ayudará a vivir el Camino con el mayor bienestar posible.
Cómo evitar las ampollas
Para evitar las ampollas, hay que tener en cuenta por qué aparecen. Las causas más frecuentes son la humedad, tener una pisada anómala y la reiteración del esfuerzo, por la fricción continuada entre la dermis y la epidermis. Para prevenirlas, el experto nos da varias claves. Por un lado, evitar la humedad. Para ello, hay que usar calcetines adecuados. Él recomienda los técnicos, de tejidos transpirables. Además, nos revela un truco: llevar una media compresiva, ayuda a evitar sobrecargas en el gemelo.
Otra cosa que destaca es que hay que llevar los calcetines perfectamente estirados; si es necesario, hay que detenerse y volverlos a estirar. También hay que evitar usar cremas antes de empezar la etapa, mejor usarlas por la noche, al ir a dormir. Además, sería esencial tener en cuenta nuestra pisada y corregirla con plantillas, si es necesario.
Cómo curar las ampollas
Hasta un 75% de los peregrinos sufre ampollas. Por eso es fundamental saber cómo curarlas. “Si es pequeña, hay que colocar un apósito o gasa con un poco de esparadrapo, y un vendaje compresivo, fuerte para evitar que vaya más”, sugiere el podólogo. Pero si la ampolla es grande, toca sacar el liquido. Lo primero, hay que limpiar bien la zona y usar una aguja estéril, para evitar infecciones. “Luego tenemos que realizar tres o cuatro incisiones por la periferia de la ampolla, por los bordes”, explica.
Una vez hechas, hay que apretar con una gasa estéril para que salga el líquido. Un truco de los peregrinos que destaca de la Rosa es atravesar la ampolla con un hilo previamente impregnado en Betadine u otro antiséptico. “Ese es un recurso muy interesante, porque ayudará a drenar la ampolla y a que no se nos infecte”, subraya.
Cuando haya perdido el liquido, recuerda que habría que “un vendaje con esparadrapo compresivo que evite que se vuelva a formar la ampolla de nuevo”, advierte. Lo que no recomienda hacer nunca es quitar piel de la ampolla,porque puede causar una infección. “Si la ampolla está rota, entonces sí hay que recortar con una tijera”, reconoce, pero aconseja que lo haga un profesional sanitario.
FUENTE: WE LIFE