El pasado fin de semana, el espíritu aventurero de una peregrina chocó con una realidad dolorosa: el peso excesivo de su mochila. La caminante requirió la intervención de los Bomberos del parque de Burguete en la zona de Bentartea, en Valcarlos, tras sufrir un fuerte dolor de espalda que le impedía continuar su ruta.
La peregrina transportaba un equipaje insostenible para recorrer a pie entre 20 y 30 kilómetros diarios: dos mochilas, dos bolsas adicionales y un instrumento musical de tipo guitarra.
Los bomberos, especializados en la asistencia a peregrinos, acudieron al rescate. Tras localizarla, cargaron el voluminoso equipaje en uno de sus vehículos y trasladaron a la mujer, quien no pudo más que rendirse ante la evidencia física. A través de su cuenta de X, el cuerpo de bomberos compartió el incidente con un consejo directo: «Ser prudente con la cantidad y el peso del equipaje, para evitar este tipo de situaciones.»

La Regla de Oro del Camino: No Superar el 10% del Peso Corporal
El incidente de Valcarlos es un recordatorio urgente de la norma fundamental en la peregrinación: la mochila es un riesgo si no se respeta el peso.
Como pauta general, el peso aconsejable de la mochila no debe exceder el 10% del peso corporal del peregrino. Esto se traduce, idealmente, en un rango de entre 6 y 8 kilogramos para la mayoría de los caminantes.
Llevar una carga excesiva no solo provoca dolor de espalda, sino que es el origen de lesiones comunes y graves, como la tendinitis o los problemas recurrentes en pies y piernas. Por ello, se recomienda utilizar una mochila anatómica y equilibrada, que posea una buena sujeción en las caderas (y no en la cintura) para distribuir el peso correctamente y garantizar que el camino sea una experiencia de superación, no de sufrimiento innecesario.
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