El Camino de Santiago en Bicicleta
Escrito por Ernesto Diaz el 16 de noviembre de 2020
Las distintas rutas del Camino de Santiago, descrito como “mágico” y “entrañable”, recibe a millones de visitantes cada año, quienes llegan allí con la intención de hacer todo el recorrido y formar parte de la historia de esa zona.
Pero la experiencia se maximiza si la llevas a cabo a bordo de una bicicleta, lo cual le agrega elementos interesantísimos como la aventura y la adrenalina a uno de los momentos que seguramente disfrutarás más en tu vida.
Con cada pedalada con el Camino de Santiago en bici te irás encontrando con las costumbres de antaño, con los lugareños de la localidad que siempre están dispuestos a brindar su mejor hospitalidad, y con paisajes de ensueño que te dejarán sin aliento pero con ganas de más.
Lo que más hace especial al Camino de Santiago en bici, según muchos que se han adentrado en su inmensidad, es la suma de contrastes que se observan, ya que es una zona que acostumbra albergar tanto a peregrinos religiosos como a personas que buscan la paz de los senderos para alejarse de su rutina y disfrutar de la naturaleza. Cualquier motivación es buena y necesaria más si vas a realizar el Camino de Santiago en bici, que requiere, si cabe, una mayor fortaleza física.
La preparación es vital para el Camino de Santiago en bici
Emprender un recorrido como este, no es tarea fácil, No importa qué estés acostumbrado a andar en bici, es importante que adaptes tu cuerpo a lo que podrían ser miles de kilómetros en función de la ruta del Camino de Santiago que elijas.
Trata de hacer recorridos cortos pero constantes durante una hora una vez por semana antes de emprender este viaje, de ese modo estarás agilizando tu estado físico para el “gran día”.
Procura que la bicicleta esté en buenas condiciones.
Te recomendamos que esté acondicionada con equipamiento propio de montaña, para que estés a la altura del reto que estás por emprender.
Hay quienes recomiendan El Camino de Santiago en BICICLETA, que el entrenamiento previo se haga durante los fines de semana haciendo recorridos de hasta 60 kilómetros planos o en superficies con altibajos para ir acostumbrando el organismo.