Las lágrimas que hayan podido caer sobre el cuaderno de bitácora son de alegría. Una semana en el Camino de Santiago da para mucho. Para reír, cantar, bailar y celebrar cada kilómetro. Con o sin silla de ruedas. Lo mismo da cuando se hace «piña» para reivindicar un «turismo accesible y la necesidad de que toda la sociedad se conciencie». La Asociación CompostELA ha vuelto a hacerlo por tercer año consecutivo. Desde la pequeña aldea lucense de O Cebreiro hasta su ya simbólica línea de meta: la plaza del Obradoiro.

7 de septiembre. La comitiva llega con tiempo más que suficiente para realizar una prueba de imagen y sonido en condiciones para presentar, a media tarde, el documental Damjan y el Camino en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Santiago de Compostela (USC). La cinta, dirigida por el científico burgalés Dabiz Riaño junto a varios compañeros de viaje con Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) y otras enfermedades neurodegenerativas, resume la experiencia de CompostELA 2022. Nada más cruzar el Arco de Gelmírez, todo el mundo se abraza. Y grita, baila, celebra.


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Ernesto Diaz