–¿Desde cuándo lleva realizando el Camino de Santiago?
–Pues, si no me equivoco, desde el año 1992. El pasado mes de febrero se cumplió el camino número 82 de todos los que llevo realizado en dirección a Santiago.
–¿Ha variado de tramos o rutas a menudo en todos ellos?
–Tengo que decir que al principio no porque claro para escribir libros en los años 90 era complicado porque me iba yo solo. Ahora sí, desde hace unos diez años además del francés también tengo hecho el inglés, el montañés, el sanabrés o incluso el camino portugués.
–Si tuviese que recomendar uno solo de ellos, ¿cuál sería?
–Desde luego, no me quedaría con ninguno en particular porque todos ellos son magníficos. No acostumbro a recomendar ni albergues, ni caminos ni nada parecido porque para mi todo está muy bien. Soy de los peregrinos que piensan que hay que conocer de todo.
–¿Cuál es el objetivo de la obra que trajo ayer viernes a Lalín?
–Mi libro es un homenaje a todos esos personajes que no siempre son personas porque pueden ser también establecimientos típicos de peregrinos, como puede ser Casa Ezequiel donde muchos hemos pasado momentos inolvidables o, por supuesto, el popular y emblemático Zapatones de Santiago. En este libro he querido describirlos a todos, a los que yo mismo he conocido. Muchos ya no están.
–¿Piensa que el Camino de Santiago ha entrado en su etapa más masificada de su historia?
–Yo creo que ya no hay tiempo de salvar el Camino de Santiago. Al contrario, estoy convencido de que la cosa va a más. De todas formas, tengo que decir que todas las cosas en esta vida tienen su lado positivo y, también, su lado negativo.
FUENTE: FARO DE VIGO