El Monte do Gozo: La Emoción Final
Escrito por Ernesto Diaz el 10 de abril de 2025
El Monte do Gozo: La Emoción Final Antes de Santiago de Compostela
Cada año, miles de peregrinos de todas partes del mundo completan el Camino de Santiago, recorriendo los senderos que atraviesan los pueblos gallegos y con la mirada puesta en la emblemática Plaza del Obradoiro, donde la Catedral de Santiago de Compostela se alza como el esperado punto final de su peregrinación.
Sin embargo, a pocos kilómetros de esta plaza, el Monte do Gozo ocupa un lugar esencial en la ruta. Esta elevación, que ha sido un sitio de descanso y reflexión para los peregrinos a lo largo de los siglos, ofrece la primera visión de las torres de la Catedral, señalando la inminente llegada a la meta.
El Monte do Gozo: Un Lugar de Emoción Histórica
El Monte do Gozo, a apenas cinco kilómetros de la Catedral, puede parecer modesto en su altitud (superando los 370 metros), pero su significado es inmenso. Desde la Edad Media, los peregrinos han experimentado aquí una mezcla abrumadora de júbilo y alivio al divisar la tan ansiada Catedral.
La dureza del Camino medieval hacía de cada llegada a Santiago un logro extraordinario. Los peregrinos, con limitadas garantías de volver a casa, llevaban consigo no solo provisiones, sino también testamentos y cartas de despedida. Divisar las torres de la Catedral desde el Monte do Gozo era, por tanto, un momento de profunda emoción y agradecimiento.
Una Huella Papal
El Monte do Gozo también ha sido escenario de un acontecimiento histórico reciente. En 1989, el Papa Juan Pablo II eligió este lugar para la Jornada Mundial de la Juventud, congregando a más de 400.000 jóvenes y subrayando la dimensión universal del Camino de Santiago. Un monumento, representando a dos figuras de peregrinos que señalan hacia la ciudad, aún recuerda este histórico evento.
El Monte do Gozo en la Actualidad
Aunque la fisonomía del Monte do Gozo ha cambiado con la construcción de albergues y zonas de recreo, su esencia permanece. Sigue siendo un alto esencial en el tramo final del Camino Francés y un lugar de descanso, meditación y contemplación para los peregrinos antes de adentrarse en Santiago.