Galicia, un viaje más allá del Camino de Santiago
Escrito por Ernesto Diaz el 10 de julio de 2022
Aquí está el escarpado fin de la Tierra, se conservan construcciones que dan fe de las costumbres y tradiciones en la Edad Media, por sus tierras corren las rías del Atlántico, crecen los viñedos de uva albariño, hay municipios y comarcas que relatan la vida de los gallegos y en sus mesas desfilan a diario empanadas, pescados y mariscos, acompañados de los mejores vinos de la región.
Estoy en Galicia. La comunidad autónoma en el noroeste de España, una tierra donde se urden los Caminos de Santiago, por donde han pasado este año más de 38.134 peregrinos (cifra récord para abril, según la Oficina de Acogida al Peregrino) que vienen de todos los rincones del mundo en busca del sepulcro del apóstol Santiago, en la Catedral de Santiago de Compostela.
Pero, más allá de los caminos marcados por la vieira y la flecha amarilla (símbolos que orientan a los caminantes), esta tierra verde, fértil, de llanuras y pequeñas montañas invita a recorrerla por sus carreteras y autopistas (en excelente estado), para conocer sus bodegas de vino, sus riquezas naturales, pueblos medievales y, a cada paso, probar la deliciosa y tradicional gastronomía gallega.
Durante una semana recorrimos tierras de las provincias de La Coruña, Lugo y Pontevedra, rondando caminos de peregrinos y otros que nos adentraron en las riquezas de esta región, de la mano de nuestra anfitriona, Pitusa Fariña Reboredo, de la Axencia Turismo de Galicia-Camino de Santiago, y de la guía oficial Pilar Gómez.
Los retos de los peregrinos.
Pilar Gómez nos cuenta que “desde la Edad Media, caminantes de todo el mundo emprendieron largas marchas a tres puntos de la tierra: los romeros, hacia Roma; los palmeros, a Jerusalén, y los peregrinos, en busca de Santiago de Compostela”.
Los motivos de los peregrinos son tantos como los caminos que atraviesan esta tierra: crecimiento espiritual, reencuentros personales, retos físicos, incluso, turismo… ¡Qué más da! Lo importante es que personas de todas las edades recorren cerca de 25 a 30 kilómetros diarios, durante uno o dos meses. Con pies de plomo, muchas veces lastimados, completan hasta 785 kilómetros del Camino Francés, 116 km del portugués o 325 km del camino primitivo, por nombrar algunos. Se alojan en los albergues de la Xunta por 8 euros, o en otros alojamientos y hoteles, según sus gustos y bolsillos, pasan la noche y retoman su camino atravesando ríos, colinas y llanuras.
Al final, se congregan en la plaza de Obradoiro de Santiago de Compostela, que a diario se cunde de emociones, lágrimas, risas, aplausos, pero sobre todo de satisfacciones por haber obtenido la Compostela o constancia del camino cumplido.
FUENTE: EL PAIS