GASTRONOMIA EN EL CAMINO DE SANTIAGO:
Aunque no se puede hablar de una cocina del Camino de Santiago o de una cocina jacobea propiamente dicha, existen productos cultivados cerca de la Ruta, gastronomía en el Camino antes y ahora, que, por lógica, serían la base de la cocina para la alimentación de los peregrinos.
En todo caso no difiere en gran medida de la habitual disfrutada por los ciudadanos vecinos del Camino. Otra cuestión importante son las influencias que el flujo de caminantes ocasionó y de las singularidades, algunas ya difíciles de seguirles la huella, que, sobre todo en la Edad Media, los peregrinos europeos fueron dejando aquí y allá.
Gastronomía en el Camino: Caldo de peregrinos //// En el discurso inaugural de un congreso sobre La gastronomía en los caminos de Santiago, ofrecido por José Juan Iglesias del Castillo y Díaz de la Serna, conocido como Pepe Iglesias, se expuso que históricamente, la comida jacobea principal fue el llamado caldo de peregrinos.
En realidad, esto es lo que pasó a denominarse sopa boba, es decir, un cuenco de agua caliente con algún mendrugo de pan duro picado, aliñado con vinagre y sal, que en los conventos se enriquecía con tocino rancio y alguna hortaliza para ayudar a sobrevivir a mendigos y peregrinos.
En las casas y posadas este caldo era más rico, ya que le añadían lo que la despensa tuviese en ese momento de la temporada: nabos, berzas, castañas, bellotas o garbanzos, entre otros, dando lugar a los distintos cocidos actuales y que, según la riqueza de la familia y el día de la semana, podía llevar cecina, carne fresca o salada o incluso algún pescado. El caldo de peregrinos era el alimento cotidiano, sin distinguir desayuno, almuerzo o cena.
Salvo ocasiones festivas de gran importancia, como celebraciones de boda, Navidad o Carnaval, esta era la forma en que se cocinaban las hortalizas y las salazones que hubiera, bien de matanza o pescado, tanto en las casas rurales, como en ciudades, conventos, hospitales, etc.
Gastronomía en el Camino: Carnes //// Las carnes eran casi siempre saladas y secas, tanto si procedían del pastoreo como si eran el resultado de la matanza. La caza se comía en fresco, pero era exclusiva de la nobleza. Rara vez había carne fresca, ya que de una res o de un cerdo recién sacrificados sólo se comían en fresco las entrañas, cuyo tiempo de corrupción es muy corto debido a su alto contenido de líquidos. De hecho, algunos cofrades de Noreña y Pola de Siero se hicieron famosos por desarrollar toda una tradición de cocina de casquería, derivada del comercio de animales sacrificados en la plaza.
Gastronomía en el Camino: Aves y embutidos //// Se debe hacer mención a un manjar casi olvidado y que era trascendental en el Camino: los gansos. Aparte de su importancia simbólica, en la vertiente gastronómica incluso Cervantes menciona a menudo “los sabrosos gansos cebados y engrasados”, considerado como uno de los platos más exquisitos y reverenciados por nobles y obispos. Según el criterio de ciertos escritores, su vinculación con el Camino de Santiago es tal que para muchos fueron los jars [canteros] languedocianos quienes, ayudados por los reyes cristianos, principalmente por Carlomagno, habrían montado toda la estructura social del Camino.
De hecho quedan topónimos tan significativos como el de los Montes de Oca, el de San Esteban de Oca, etc., testimonios de los muchos lugares de asentamiento de esta cultura que, como es lógico, dejaron la costumbre de criar estas blancas y sabrosas ánades.
Gallos, gallinas, perdices o incluso pichones eran también objeto de culto en la mesa de los que contaban con granja o palomar como complemento de la economía familiar.
También se debe incluir en la sección de las carnes la variedad de embutidos realizados según las costumbres de cada zona, en las que el clima y la proximidad al mar son factores a tener en cuenta en su conservación mediante salazón y ahumado, principalmente. Hasta el siglo XVII los embutidos no se aderezaron con pimentón; los chorizos, morcones, botillos, choscos y demás carnes condimentadas con pimentón son posteriores.
Pescados //// Además de las carnes, también es relevante el consumo de pescado, con marcada diferencia entre zonas de litoral y de interior. A los comidos en el interior, como el bacalao, el congrio, el pulpo o la lamprea, sin olvidar los de aguas fluviales, se añaden los consumidos en fresco en los 1.000 km de costa que van desde el río Bidasoa hasta el Miño. De ahí que sea necesario diferenciar específicamente las costumbres de ambos recorridos.
Pan y queso //// José Carlos Cappel hace referencia a la importancia y simbología cristiana del pan en el desarrollo del Camino de Santiago. Cita que la palabra ‘compañero’ procede de cum panis, los que compartían el pan, es decir los gremios, sobre todo de canteros, carpinteros y otros oficios constructores. Alejandro Dumas señala en su Enciclopedia de gastronomía que era sorprendente como en un país en el que se comía tan mal, hiciesen los mejores panes del mundo.
Un alimento imprescindible en la Edad Media, junto con el pan, era el queso, producto omnipresente en el zurrón de todo peregrino y principal soporte proteínico de los monjes en los monasterios, que desarrollaron técnicas y variedades a partir de la cría de animales como cabras, ovejas y vacas.
Así, el pan con queso y miel resultaba una delicia para el caminante y un óptimo reconfortante para el cuerpo cansado. El experto en gastronomía Pepe Iglesias ha recopilado más de un centenar de tipos de queso en el cuadrante delimitado al norte del paralelo 42º y entre los meridianos 0º y 9º, o sea, desde Roncesvalles hasta Fisterra y al norte de Palencia.