¡A SAQUEAR PEREGRINOS! Santiago de Compostela Se Une al Club de las Ciudades ‘Cazaturistas’ con su Histórica (y Ridícula) Tasa Turística

El Apóstol se revuelve en su tumba: el Ayuntamiento de Santiago, en un acto de «visionaria» gestión, aprueba la primera ‘derrama’ turística de Galicia. Prepárense, caminantes y forasteros, porque ahora, además de ampollas, llevarán la cartera más ligera por el ‘privilegio’ de pisar suelo sagrado. ¡La Compostela ahora viene con recargo!

Santiago de Compostela, Galicia – Agárrense los calzoncillos y apriétense el cinturón, porque el Ayuntamiento de Santiago de Compostela, en un despliegue de ingenio fiscal digno de encomio (o de pitorreo, según se mire), ha aprobado inicialmente la que será la primera tasa turística de Galicia. Sí, han leído bien. En el epicentro de la peregrinación, donde se supone que prima el espíritu y la búsqueda, ahora tendremos que apoquinar por el simple hecho de dormir. ¡El «Ora et Labora» se convierte en «Paga y Vete»!

Con el respaldo de un heterogéneo aquelarre político (BNG, Compostela Aberta, PSOE y los cuatro ediles «no adscritos», que a estas alturas ya no se sabe de qué bando son), Santiago se suma al selecto club de ciudades que han descubierto la pólvora: si vienen, que paguen. Entre 1 y 2,5 euros diarios, con un tope de cinco días. ¿Objetivo? «Compensar el impacto del flujo turístico». ¡Por favor! Como si el aire que respiran los peregrinos o la sombra de la Catedral no fueran ya «impacto».

El Arte de ‘Equilibrar Desajustes’: ¿O de Rellenar las Arcas con la Cartera Ajena?

Según la portavoz municipal, Míriam Louzao, los fondos recaudados irán a «inversiones y gastos vinculados a promoción, impulso, protección, fomento y desarrollo de un turismo sostenible». ¡Ah, el manido «turismo sostenible»! Esa excusa universal para cualquier gravamen nuevo. Suena bonito, pero uno no puede evitar imaginarse los fondos destinándose a una estatua gigante de un peregrino con una máquina de datáfonos en la mano.

Lo más cachondo es que la misma Louzao se lamenta de que la Xunta no les hiciera el trabajo sucio recaudando ella el impuesto. ¡Qué desfachatez! Parece que les encantaría cobrar, pero sin el «engorro» de la gestión. Así se las gasta la nueva política: la idea es buena si la cobra otro. Eso sí, defiende que la tasa es para «equilibrar algunos de los desajustes provocados entre unos presupuestos municipales que se calculan en función del número de personas residentes y tiene un nivel de gasto mucho más elevado por el número de habitantes». Traducción: «Ustedes vienen, gastan el agua, usan las calles, y nosotros no sabemos cómo cobrarles por ello… ¡hasta ahora!»

El Circo Político: «Valientes», «Castigo» y «Chapuzas Improvisadas»

El debate político fue, como siempre, un espectáculo digno de aplauso. Mercedes Rosón (de los ediles «no adscritos», recordemos) defendió la medida con argumentos de parvulario: «sirve para mejorar» y «no busca castigar a los visitantes, sino proteger» la ciudad. ¡Claro que no castiga! Es solo una amable «contribución» a la economía local. Como cuando tu amigo te invita a cenar y luego te pasa la cuenta de la luz de su casa.

María Rozas (Compostela Aberta) se dio autobombo recordando que su formación «puso sobre la mesa esta tasa en el 2015». ¡Qué valientes! Abrir los ojos y «mirar para Europa» para copiar lo que ya hacen otros. ¡Innovación pura!

El portavoz socialista, Sindo Guinarte, también se sumó al coro de que lo «adecuado» sería que lo gestionara la Xunta, pero «valoró positivamente» el impuesto. Vamos, que le gusta la idea, pero que no le toque a él gestionarla. Eso sí, tuvo la decencia de lamentar cierta «falta de diálogo con el sector». ¡Un detalle!

Y el Partido Popular, Borja Verea, optó por la abstención, pero no sin antes soltar perlas. Habló de una tasa «dialogada, consensuada y participada», algo que, por lo visto, solo existe en su imaginación. Y citó un informe de Tesorería que advertía que la comprobación del impuesto resultaría «una quimera» y que exigiría «más personal». «Todo parece indicar que hay muchas prisas para tener aquí lo que parece una chapuza improvisada para intentar tapar el circo habitual al que nos tienen acostumbrados», sentenció Verea. ¡Zas, en toda la boca! Y es que, la verdad sea dicha, la gestión municipal no suele ser el epítome de la eficiencia.

En definitiva, Santiago, la meta del Camino de la fe y la introspección, ahora también será la meta del «pague usted aquí». Una «toma de conciencia colectiva» sobre la «huella ambiental, económica y humana», como dice la alcaldesa Goretti Sanmartín. O, en plata, «ustedes generan gastos, y ahora nos los pagan». Un paso histórico, sí. Histórico en el arte de exprimir al turista. ¡Buen Camino (si te queda dinero)!


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Ernesto Diaz