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La Leyenda del alquimista Nicolas Flamel

Escrito por el 28 de junio de 2023


Cuentan que el alquimista francés Nicolas Flamel viajó en la baja Edad Media a Santiago de Compostela en búsqueda del conocimiento para descifrar los misterios que ocultaba el libro Aesch Zezareph, un grimorio alquímico, escrito por el cabalista hebreo Abraham, que explicaba a través de jeroglíficos la forma de lograr la Piedra Filosofal. Así, Flamel, que consideraba a Santiago como el patrón de los alquimistas y las ciencias cosmológicas, llegó a Compostela habiendo buscado por el camino jacobeo, sin éxito, algún erudito que le descubriera los enigmas del libro escrito por el rabino Abraham. Finalmente, a su regreso, llegó a León y junto a la catedral (en la foto, el tímpano de su entrada) encontró al maestro rabino Canches, que le explicó las fórmulas para deducir los secretos ocultos de los textos, que encierran todo un compendio de astrología, ángeles y demonios, akelarres, encantamientos y hechizos, además, de ser capaz de fabricar mezclas y fórmulas mágicas como, posiblemente, la Piedra Filosofal y el elixir de la eterna juventud.

Nicolas Flamel era un escribano ilustrado, copista y librero, nacido en 1330 en las cercanías de París, que se hizo con el mencionado manual cabalista Aesch Zezareph, del hebreo Abraham, y que, parece ser, se considera el origen de toda su fortuna; en vista de que en el libro de Figuras Jeroglíficas, de Nicolas Flamel, (1612) se describe como consigue «fabricar» unas porciones de plata y oro, junto con su esposa Perenelle. Así, el alquimista parisino financió, en principio, con su modesta fortuna asilos, capillas y hospitales.

La leyenda manifiesta también que Flamel y su esposa Perenelle obtuvieron el elixir de la eterna juventud. Está documentado que fallecieron entre 1410 y 1418 y fueron enterrados en el cementerio de San Jacques de la Boucherie, de París. Años más tarde, ante los rumores de apariciones del matrimonio alquimista en diferentes lugares del mundo (India y Turquía), las autoridades parisinas decidieron descubrir el panteón de los cónyuges. La sorpresa fue comprobar que estaba vacío.

Incluso en siglos posteriores han continuado las apariciones de Nicolás Flamel y su esposa Perenelle en distintos lugares del mundo, pero la certeza de estas visiones nunca han sido verificadas.

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FUENTE: DEIA.EUS



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