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Más que alumnos: peregrinos y compañeros

Escrito por el 14 de abril de 2025


Más que alumnos: peregrinos y compañeros

Bajan del autobús en chanclas y exhaustos, con las mochilas a cuestas. Son las mismas que han cargado en los 110 kilómetros del Camino de Santiago, que han recorrido como verdaderos peregrinos: con todo el equipaje a cuestas y haciendo parada en albergues. Nada de hoteles ni portaequipajes. Este viernes han regresado los ocho alumnos del colegio Nuestra Señora de la Asunción de Badajoz que han participado en esta iniciativa, con el profesor de Religión, Manuel Matos.

Salieron el viernes anterior por la noche. Empezaron a caminar el sábado en Orense y han recorrido el Camino Sanabrés en cinco etapas.

Alejandro Píriz es el director de este centro concertado situado la avenida Padre Tacoronte y explica que es el tercer Camino de Santiago que organizan. Siempre con alumnos de primero de Bachillerato, con un proyecto de aprendizaje y servicio.

Paralelismo con la vida

En la asignatura de Religión analizan qué es el Camino de Santiago, cuántos hay y realizan un trabajo con el paralelismo del camino de la vida. Los alumnos son los que eligen qué Camino quieren hacer. Nunca han repetido. Cada año uno distinto. «Vamos a lo que nos vamos encontrando», cuenta Manuel Matos.

A diferencia de cualquier otro viaje, este no es para hacer turismo. «Nosotros vamos de peregrinos, con nuestro equipaje a cuestas y nos vamos dando cuenta de que cuanto más peso cargamos más pesado se nos hace el camino, como pasa en la vida». De este modo, «vamos aprovechando que lo importante no es llegar a la meta, sino el camino que vamos compartiendo, nos acompañamos, vamos pendiente del que le toca ser más débil ese día, vamos mirando hacia atrás, con la vida que cada uno lleva, y hacia adelante, hacia dónde queremos ir, qué nos gustaría, ellos que están en esta edad, hacia dónde quieren caminar«.

Lo importante, sobre todo «es el paso a paso que vamos dando y haciendo frente a las circunstancias que tocan: un día lluvia, otro barro, ahora cuesta abajo, hoy agujetas, hoy duele un tobillo y ahí nos vamos acompañando». Al final es «la vida» y «la riqueza de la experiencia, vital, no un viaje de turismo», cuenta el profesor de Religión y compañero de viaje.

Llegan cansados, pero pletóricos. «Ha sido duro, pero a la vez ha sido bonito, eso es lo que me queda del Camino, hace que los momentos complicados los podamos compartir con nuestros compañeros», relata Juanma Bustamante, uno de los jóvenes participantes.

Según Marco Antonio Borba, «nos ha permitido relacionarnos más con los demás, contarnos cosas que no sabíamos, nos ha hecho abrirnos, después de tantos kilómetros, y nos ayuda mucho expresarnos, con el profesor más cercano». «Porque en el colegio estamos en otro ambiente», apunta Bustamante. Marco Antonio cumplió 18 años el día de la llegada. Daniel tiene 16 años y coincide con sus compañeros en que lo mejor de esta experiencia «han sido los momentos de la comida y de la cena, cuando nos contábamos anécdotas, eran super gratificantes«.

Mochilas de 60 litros

Han sido auténticos peregrinos. «Yo cuando veía a los niños que venían de Santiago con mochilas pequeñas, las comparaba con la mía, de 60 litros», se queja Juanma, pero lo hace con orgullo. El esfuerzo ha merecido la pena. «Hacer el Camino con tus amigos y con el profesor que te está apoyando hace que sea mucho más fácil«.

Marco Antonio nunca se lo había planteado «y cuando lo dijeron a principio de curso en el instituto, se me abrieron los ojos, tenía unas ganas impresionantes». Tantas que convenció a Juanma. «Al final lo hice y ha merecido la pena».

Una de las imágenes que llevan guardada en sus retinas es la del día que se bañaron los tres en el río, junto al puente de Taboada. Aunque parezca sorprendente, han pasado calor. «Nos metimos con el agua fría fría». «La verdad es que los huesos y los músculos te lo agradecían, después de tantos kilómetros».

A Matos le ha sorprendido el esfuerzo que han demostrado estos chicos. Han superado etapas «duras» de hasta 30 kilómetros. El primer día llovió mucho y fue complicado porque, además, viajaron toda la noche, llegaron, desayunaron «y echamos a andar, sin haber dormido prácticamente».



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