Peregrinos Convierten la Meta del Camino en el Altar de un Amor Épico

¡Sorpresa en el Obradoiro! Peregrinos Convierten la Meta del Camino en el Altar de un Amor Épico

Mark Almagro y Laura Colás, acompañados por su fiel perro Kiwi, culminaron su Camino Inglés en Santiago de Compostela con una inesperada pedida de mano que conmovió a amigos y familiares llegados de toda España.

Santiago de Compostela, España – Eran las cuatro y cuarto de la tarde del viernes 11 de julio. Mark Almagro y Laura Colás, dos peregrinos más entre los casi dos mil que ese día alcanzaban la Plaza del Obradoiro, estaban a punto de vivir el momento más inolvidable de sus vidas. Lo que para Laura era la culminación de un reto físico junto a su pareja y su perro Kiwi, para Mark era el escenario perfecto para un compromiso matrimonial cuidadosamente orquestado.

La historia de amor de este catalán y esta zaragozana, novios desde hace tres años, bien podría ser el inicio de una novela. «Nos conocimos en Ávila, estudiando. Mis padres vivían en Zaragoza y yo solía irme en AVE. Se hizo un grupo de WhatsApp para compartir coche y Laura dijo que tenía el coche libre. Pensé: tengo cuatro horas y media de viaje para ganármela», cuenta Mark entre risas. Laura confiesa: «A mí me caía mal, pero en el viaje en coche lo empecé a conocer más y me pareció un chico majo». La chispa prendió, y desde entonces han compartido vida en distintas comunidades autónomas, afincados ahora en Madrid.

El Camino Inglés: Un Testigo de Amor y Resistencia Canina

La pareja decidió aprovechar una semana de vacaciones para recorrer el Camino Inglés desde Ferrol, acompañados por su querido perro Kiwi, un cruce de border collie y corgi. «Nos encanta el senderismo e ir a la montaña y nos hacía ilusión vivir esta experiencia con el perro que adoptamos», explica Mark, de 31 años. Sin que Laura lo supiera, Mark ya había comprado el anillo en Zaragoza y había movilizado a casi una treintena de amigos y familiares para que fueran testigos de la pedida de mano en el Obradoiro.

Kiwi, el inquebrantable compañero de cuatro patas, «aguantó como un campeón». Mark relata el esfuerzo extra en la ola de calor: «Con más de 30 grados en la etapa entre Betanzos y Mesón do Vento, cargué con él en brazos y las dos mochilas para que no sufriese tanto».

El Obradoiro: Un Escenario de Sorpresa y Emoción

La llegada a la Plaza del Obradoiro fue un torbellino de emociones para Laura. «Yo me quedé un poco en shock y me costó reaccionar. Estábamos cansados, después de toda la caminata, y no entendía qué hacían todos allí», recuerda con la voz afónica, entre la resaca emocional y el licor café de la celebración posterior. Familiares llegados de Barcelona, Madrid, Canarias, Castro-Urdiales y Zaragoza, junto a amigos de Mark de su etapa en la hostelería compostelana, esperaban para la gran sorpresa.

Aprovechando la confusión de Laura, Fer, un amigo de Mark, le entregó discretamente la alianza que Mark le había confiado antes de iniciar el Camino. El anillo fue enganchado al arnés de Kiwi. Cuando Laura se giró, el momento mágico se materializó: Mark hincaba rodilla, con la imponente Catedral de Santiago como telón de fondo.

«En Zaragoza somos devotos de la Virgen del Pilar y se dice que se le apareció al Apóstol, por lo que tenía sentido que la pedida fuera en Santiago, un sitio al que además yo estoy muy arraigado», explicó Mark. «Sé que me voy a casar y a vivir a partir de ahora en Zaragoza, le dije, pero quería que esta ciudad formase parte de nuestra historia.»

Tras un fin de semana «breve, pero intenso», la pareja de peregrinos y prometidos regresa a casa con una tarea pendiente: «Ahora tenemos que poner fecha para la boda y hablar entre nosotros todos los detalles de cómo será». El Camino de Santiago ha sido testigo de innumerables historias, pero pocas tan románticas y sorprendentes como esta que une el esfuerzo de la peregrinación con la promesa de un futuro juntos.

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