Tradición, leyenda y FE en el mundo jacobeo
Escrito por Ernesto Diaz el 18 de noviembre de 2022
Admiro sinceramente al novelista, sobre todo por su imaginación. El novelista elige el destino de sus personajes, diseña su carácter e inquietudes, determina el lugar y la época en la que viven; es un creador y manipulador de biografías, que vive en la irrealidad, por muy auténtico que parezca su relato.
Será juzgado por la riqueza de su lenguaje, fuerza creativa y expresiva, pero disfruta de la más absoluta libertad a la hora de dar vida a los personajes y a los hechos surgidos de su imaginación.
El historiador, extrae de polvorientos archivos a los personajes reales que ha elegido para su estudio, y trae al presente vidas ya vividas, para que las conozcamos, valoremos, opinemos e interpretemos sus hechos y forma de pensar.
Quien vive la historia desde dentro tiene menos libertad de acción, yo diría que ninguna, pues su labor consiste en volver a dar vida a seres reales, que vivieron en un contexto determinado: época, lugar, cultura, entorno personal, costumbres y normas sociales de su momento histórico.
De ahí que, pasado el tiempo, y sin haber conocido ni vivido de forma directa las motivaciones de quienes actuaron de una determinada manera, resulte injusto opinar del pasado y obtener conclusiones, sobre todo cuando se trato de análisis rígidos, inflexibles, severos.
Esta postura revisionista, tan frecuente hoy -la Inquisición, esclavitud, colonización americana, posturas de la Iglesia y tantos otros-, revela, en ocasiones, una cierta soberbia y dogmatismo intransigente. Resulta imposible, e injusto, incluso, juzgar el ayer con mente de hoy.
Hago esta reflexión tras la publicación de mi último libro, El puerto de La Coruña en el Camino Inglés a Santiago de Compostela, en el que dedico espacio a la importancia que tienen el mundo jacobeo la tradición, la leyenda y la FE.
FUENTE: MUNDIARIO